El sueño de un idiota

No te crees necesidades.

No pienses más en tu caída.

No dejes tu trabajo para mañana.

Estaba asustada - en la foto se mira-

quise más vida interior.

No estudié, pero tampoco dejé de hacer por falta de instrumentos,

ejecutar no requiere de talento.

El soplo que enciende en lumbre viva las brasas de virtudes 

que están ocultas en el rescoldo de tu tibieza no responde a esta palabra.

Al que pudo ser sabio no le perdonaremos que no sea.

Todo menos ella

No, ella no. Todo menos ella.

 

La cáscara amarga

sí, la única testigo de una masacre. La que no sabe estarse

porque no la hicieron con calma, quizás accidente

anda de prisa,

muy de prisa, sí un choque,

como su nacimiento: un grito con gargajo

 

ella, un berrinche terso

como solo un miope puede hacerlo

 

privada por el peso de las palabras, ella

despierta cada mañana

o duerme atravesada por un arroyo

denso, muy denso –como darle la vuelta al mundo

y sigue sin reconocerlo

 

se agita cuando no tiene que hacer

porque no hay suficiente lugar allá arriba

 

el Cielo requiere de astucia:

sentido de humor, un recordatorio

de la interrupción

 

no otro malentendido ni sentirse desposeído

 

a la que le importa lo que otros digan,

muy dentro, dentro, aunque no lo repita

 

a la que atormentan cuestiones propias, muy propia

una cabeza que le dice:

 

¿Qué quieres?

Espíritu clásico

Lo que es alejarse

y cada vez más

de aquellas máscaras

y retrasados mentales

la pantalla de cristal

si observas

todos caminan en fila

hacia el cadalso

quisiera decir hoguera

pero nadie sabe lo que es arder

es más, le temen sin saber

al fuego,

arma secreta

del loco

o radical.

Afuera

Afuera, dije

tú perteneces afuera

 

con la furiosa pero triste gotera,

los grillos y telarañas,

como esa lagartija que huye siempre hacia la otra casa

 

derretirse afuera,

con mirada canina, de infante desorientado

Alicia, sin país ni maravillas

 

afuera, fui cometa de cien años 

pesa el sueño, la carga del calor

cómo me duelen las rodillas, afuera

las grietas denuncian la falta de simulacro

 

¿por qué solo sé ladrar?

 

Afuera es la palabra que más veces te escuché decir.

Cáncer (o lo que se acumula)

Me enferma

sí, me enferma pensar en mi crianza,

en la crueldad implícita                     

en las limitaciones que abundan dentro del terror

la pavorosa sensualidad de la tibieza                                    

ésa que tanto me asquea

 

la connotación:  fémina latina

aquí no hay opción: una cara, un cuerpo, una línea,

disminuida

 

¿y si quiero que mi carne tiemble?

 

¿y si pienso en pezuñas no en manos?

 

¿qué pasa si rompo mi vientre y no acompaño a nadie?

 

Si prefiero caminar, caminar más

y adentrarme en el hueco de la fractura

ésa que traigo de nacimiento, la expuesta

mármol negro                                         

la que me ha obligado a traspasar la superficie

que me hace sentirme perdida porque nunca encajo

 

y es que, ¿cómo voy a encajar si soy un monstruo?

 

expuesto

 

así,              

sintiéndome masculino dentro de un cuerpo

que pertenecía dentro de un horno         

moldeado, bien moldeado     

no mutilado,

mucho menos llorando sin razón

 

ahora, plebiscito,

porque ya brotaron las gardenias                       

ya se manifestaron las astromelias

las palmas que hablan de resurrección

de cargarse en pedazos porque no existe una sola semilla

y ya se ha anunciado la sequía

 

bruto aforismo  

la vida,

tremendo estar aquí

 

habitar, dándose cabida,                           

como fariseo diciendo prepararse

y yo, sin vestiduras

me enfermé por no tener cintura

enferma

y el ocaso me atravesó.

Tejido migratorio

Se piensa en una tierra sin fondo

         que raspa

la caída no fue breve espanto

perdura en la sangre

a través de los siglos, con sumo sigilo,               

diferente magia del caos

 

azorada     

y entonces la reputación, sin vuelo

solo el emblema de una población    

mutante,

gime sin transformación

 

olas en un desierto          

el registro ficticio,

la invasión del terror y aún así las ganas,

querencia,

algo más

 

hubo una vez: se floreció                  

se comió

y se bebió,

reímos hasta las lágrimas

hablamos con tanto amor

 

sucedió

 

 

la falla, en no preservar la mirada

y entonces celeste no más

nos convertimos en luto       

de una serpiente sin resurrección   

y un canto desplumado.

 

Hija                

eres fisura         

entre la pasmosa somnolencia

brote en un lugar ciego                        

porque crecimiento es aberración

 

aquí, donde la infusión cavó pozo         

pero quisimos ¡cuánto quisimos!

 

éramos cuerposhierba  

no era un sueño ser Dios

 

no pienses, huye

 

ve hacia al otro lado,

sigue el camino de la raíz.

 

Herencia I

Soy bruja, sé              

sé que tú sabes que yo sé,

que juegas con fuego

 

la mirada evasiva, penetrante, que no miente

 

austera me vi,

paciente,

devota de pasos pequeños y risa nerviosa,

sin atreverme a golpear, lenta y sudorosa,

como animal ofrendado

 

no crees

no ves  la rueda                                          

todo regresa

la disección sin anestesia de tus acciones invisibles,

el hilo de los insultos,

la perversidad jocosa

que ya vi, 

contemplé

 

ahora muero y no lo evito,                              

porque leer el futuro hiere.

 

 

Soy esto,

que no sé

que da miedo pero más poder

aunque creas que no veo,

ni que juego con fuego,

 

ya te había contado del origen,

de los sueños adolescentes

y las palmas quemadas

de mis líneas abiertas,

 

porque soñar despierta es una maldición que ya no me quito,

no elegí otro camino

y solo espero que lleguen más días como hoy. 

El fuego

Me rendí

en el movimiento sentimental,

cubierta en llagas,

llanto

y lúgubre insomnio

presagio de un final

reviví tu inaudita ambigüedad

ni aquí ni allá

de la que huí,

incendio, tremendo incendio:

recurso de la soledad, respuesta a la superioridad,

ésa que predicas con amor,

y el mío, vasto, te ahuyentó.

Emigré en desgarre,

el fuego, el fuego, el fuego,

la terca búsqueda del sosiego,

¡piedad!

porque nadie desea las llamas ni los aullidos

y se lleva todo, todo consigo.

Me rindo fuera del hervidero,

regreso y me permito rabia,

habito en una tierra infértil

de un padre que se repite,

que se burla del coraje ciego, 

de la incomprensión ante la mesura,

extinguirse

por que no hay hombres solo espejos

no figuro en tu ejemplar silencio,

que transita por encima de la piel,

esta mía que apesta vulnerable,

que no aprendió a comportarse,

pobre

pabilo,

negro, pabilo

 

termino en velas de un altar para nadie,

al final,

el absoluto terror a morir.

Ella

Pelito en la barbilla                                      

y no melocotón,

         salpícame         

(no las casillas del abecedario  ni la burguesía y su proletariado)

letrada en humildad                    

carente en abstinencia

se obliga a ir sin ropa, a ser un número más

perfil de rodilla, cae sin mesura

ya dijimos que íbamos sin frenos,

a romperse los dientes y enseñar los senos

porque, corazón 

tú también estás en el suelo                                                        

aquí en el asfalto                                                                                                 

ardiendo

en una lápida que te vendieron como cuna

cuya inscripción no lleva tus logros                                          

ni los de tus fluidos

va a fracturarse así como los huesos                                       

pero sin gemidos

 

escúpeme, saco cicatrizado

mal si no te has vaciado

(me gusta que no tengas apellido)

tu trabajo, gustos

y cuenta bancaria son lo de menos

da igual si te han comido las nalgas

o unas perras ansias.

déjame oler tus días en la tierra, 

cuando no sabías que existía la civilización. 

El futuro es estúpido

el futuro es estúpido, así como lo es recordar el pasado,

así como seguir perdiendo el tiempo desdoblándonos,

creyendo que antes se estaba más que bien o peor,

así como decirse limitado

o pretender justificarse por los padres,

por la circunstancia,

que la nobleza de sangre

o pobreza de crecimiento,

que si es blanca, morena o casi negra,

que si los centímetros le sobraron o se quedó en la niñez,

eres grasa, carne o hueso y realmente los tres,

con rayas, olores, pelos y sin perdones.

no se es mejor que otro,

ni patriarcado ni matriarcado,

no es ojo por ojo,

cuál ganancia,

ni elegir un partido,

mucho menos tener la razón,

o sentirse ajeno,

no creo en la democracia,

no creo en la venganza,

no creo en las diferencias

y menos en agradar,

para mí no existe lo fino, moderno o la calidad,

no me parece lo corriente, mal hecho y vulgar,

habría que dejarse de creer,

de tomarse en serio,

de formularse una opinión y sentir la imperiosa necesidad de compartirla,

habría que callarse la boca y empezar a gritar,

ya sin otra cosa más que la anulación del bien y el mal,

nadie sabe nada,

el plano,

tablero,

jueguito,

la divertida confusión e ignorancia,

de invertir en tu cabeza,

en los planes,

estrategias,

jugadores,

sin saber a dónde irá a parar esto,

a  ningún  lado,

a    ningún    lado,

a        ningún        lado,

 

así tres veces que es el número perfecto,

de acuerdo a los astros, a la religión, a la mística pasta de palabras en bocas,

de imágenes en cadena,

de lo que alguien dijo a otro alguien que se lo leyó a ninguno y ese se lo cantó a uno más que bien podrías haber sido tú pues es que realmente nunca te has ido,

¿no recuerdas?

si siempre has estado aquí,

así como esa sensación que no te abandona,

que te hace revoltijo los órganos y te hace cuestionarte

cuando te despierta la madurez a la mitad de la noche,

te asalta y te hace ver que todo se acaba,

pero no,

no se acaba,

y eso te aterra aún más.

volvamos entonces al principio,

a cuando decía que no existe el futuro o algo así,

creo también hablaba de política y sexo,

de que me han roto el corazón y

nada ahora ya no recuerdo nada,

es que dejé de darle importancia

al ver la trampa,

al distinguir todas la posibilidades,

el tiempo perdido no grita, susurra,

te arrulla y perturba,

pero dije que estaba en el principio y ahora creo que voy a la mitad,

¿ves cómo pasa el tiempo?

me quema los talones y me siento estúpidamente humana,

no,

no me gusta esa palabra,

tampoco el poder y existe,

vibra inevitablemente,

así como mi voz,

así como lo que deberías dejar de esconder.

 

ya , ya casi termino pero no quiero llegar al final,

¿no ves cómo lo evado?

así como mi educación,

no la primaria ni secundaria,

tampoco el vientre,

hablo de mi unión con cualquier ser vivo

y lo poco que me he permitido escuchar,

no insistas más en apretarme,

condicionarme,

ni yo quiero hacerte reír o gustar,

esto no viene del fastidio ni es furia,

es la mayor paz que puedo proclamar.